¿Cómo sería nuestro mundo sin coches?

El coche en origen era un logro tecnológico que pasó a ser comercializado como artículo de lujo. Hoy en día ha dejado de ser un artículo exclusivo para gente rica y se ha democratizado. Todos podemos acceder a un coche, aunque no a cualquier coche, por lo que sigue cumpliendo su función de ostentación. Pero junto a esa función de ostentación aparece una funcionalidad, hoy en día las ciudades están hechas para los coches, nos permiten movernos, llegar a lugares distantes, y sobre todo multiplicar nuestro tiempo ya que podemos hacer varias cosas en un día. Estamos completamente acostumbrados a ellos.



¿qué pasaría si mañana nos levantamos y los coches empiezan a desaparecer? ¿cómo nos moveríamos? ¿cómo estaría configurada la ciudad? ¿cómo  serían los flujos humanos?



Se solucionaría con tecnología

Habría una explosión de las telecomunicaciones y  virtualidad. Todo se haría por teleconferencia y por medios electrónicos, todo lo que implique desplazarse se reduciría al minimo.

Se estimularía lo local

La gente viviría más cerca de su trabajo y de su centro de vida. Los desplazamientos serían medidos y se aprovecharían al máximo, uno concentraría sus juntas el mismo día y en la misma zona. Habría salas de juntas que podrían alquilarse sobre la marcha en cualquier lugar. Al mismo tiempo se estimularía el trabajo en casa, los grandes edificios de oficinas desaparecerían y con ellos en parte, las corporaciones.

Volveríamos a las bicicletas y a las mascotas útiles.

Las mascotas dejarían de ser ornato, todo estaría lleno de caballos, llamas y otros animales que nos permitieran transportamos como hace 200 años. Por toda la ciudad surgirían negocios relacionados con el cuidado de estas mascotas.

Volveríamos a las bicicletas para hacer recorridos rápidos y habría servicios de mensajería por estafetas dentro de la ciudad.

Cambiaría el transporte público

Las empresas tendrían que poner transporte público, con rutas como las de los camiones escolares. El transporte público convencional crecería, incluso habría metros y autobuses de clase business con medias de seguridad especiales.

Se acabaría el tráfico y la ciudad volvería a ser nuestra.

Las calles volverían a ser peatonales, los tianguis lo llenarían todo y las tiendas sacarían a la calle sus productos, nos vincularíamos con el espacio de otra manera, y la ciudad se repensaría para el paseante.