La derecha, según parece, ya no da miedo en Andalucía y, por perder, la izquierda ha perdido hasta la capacidad de dar esperanza; mucho más la capacidad de la utopía.


Casi nunca hablo de política; pero, hoy confesaré mi filiación: soy de izquierda.

Me viene de familia, lo del rojo lo mantengo mi abuelo Pedro. No lo conocí, pero, sé que mi padre heredó de él una única máxima política que es su brújula ideológica: lo que no te de la izquierda no te lo va a dar la derecha
No recuerdo nada de mí abuelo y solo una vez estuve en el cortijo donde él cuidaba bestias; Pero, me contaron que era un hombre tranquilo, de esos que no andaban en política, que llamaba “mi amo” al dueño del cortijo porque así era entonces. Él, junto con mi abuela y mis tíos grandes, salió de Extremadura, huyendo más del hambre que de la guerra, en busca de un futuro mejor para mis tíos.

En Sevilla encontró su trabajo y en Huelva su casa y, entre esos caminos, vio a sus hijos crecer, aprender, al menos a leer y escribir, y emigrar, claro emigrar; pero, también los vio tener una casa propia e hijos que iban a la escuela en lugar de guardar cabras o escarbar el regaliz los días de lluvia. Mi abuelo vivió, sin mucha política, el advenimiento del fascismo, la guerra, la posguerra, el hambre, el desarrollo sin libertad de la dictadura y la llegada de la izquierda, la democracia y de la clase media. Vio como las sus hijos vivan mejor que él y sus nietos prometían vivir mejor que ellos.

No conocí a mi abuelo; pero, me contaron que cuando vino a conocerme, yo fui el último de sus nietos, trasplantó el jazmín que aún crece en casa de mis padres. Esa casa, en la que yo crecí, era mucho más grande que la que tuvo en el cortijo para criar a mis tíos y casi del mismo tamaño que la que logró tener él después de muchos años de trabajo. Es normal que pensara: que lo que no te de la izquierda no te lo dará la derecha

Con es máxima, crecí yo y con esa máxima ha votado mi padre toda su vida. Aunque cada vez con más trabajo. Con los años, se desmoronó la clase media y se fue haciendo patente que nosotros, la tercera generación, la primera en democracia, la más preparada de la historia de España: no viviríamos mejor que nuestros padres. Al menos, no en España. Ante la evidencia, Mi padre logró adaptarse a los tiempos sin desmentir al abuelo: lo que no te de la izquierda no te lo dará la derecha; pero, esta ya no es la izquierda de antes, son ‘aprovechaos’.

La izquierda andaluza, no ha sabido gestionar su herencia. No ha hecho sino ir aniquilado la clase media. Dejando marchar a los jóvenes mejor formados y empobreciendo cada vez más a los que se quedaron. La pobreza lleva junto con la ignorancia lleva al fascismo. no debería sorprendernos apareciese VOX en una sociedad que una vez asumimos moderada.

En “retorno a mundo feliz” Aldous Huxley dice: “Hitler atrajo especialmente a aquellos miembros de las capas inferiores de la clase media que habían sido arruinados por la inflación de 1923 y arruinados por segunda vez por la depresión de 1929 y de los años siguientes” VOX, no sale de la nada su discurso es viejo, no tan alejado de Nueva Falange por ejemplo, pero si resuena ahora es porque hace eco en una sociedad que ve en su discurso las esperanzas que defraudó la izquierda. Una sociedad que ha visto erosionar el sistema educativo en los últimos 30 años y como las crisis periódicas entre 1990 y 2008 agravaron la crisis crónica que tenían muchas regiones. La derecha, según parece, ya no da miedo en Andalucía y, por perder, la izquierda ha perdido hasta la capacidad de dar esperanza; mucho más la capacidad de la utopía.

No conocí a mi abuelo, pero dicen que no heredé de él ni su abnegación ni su templanza. Más bien la terquedad de mi abuela, mujer de armas tomar que da para una historia completa. Así que es normal que a esta altura mi brújula ideológica siga señalando a la izquierda. El problema es que por más que camine en la dirección que marca no logro encontrar esa izquierda, la de antes, en la que pusieron su esperanza mis abuelos.

Que VOX exista es como para asustarse, pero lo que realmente da miedo, es que esta izquierda ausente, color rojo deslavado, le de motivos para existir.