El primer día que visité la Colonia Guerrero, estaba sicológicamente preparado para adentrarme en cualquier arrabal de Irak. Déjenme explicarme: la Guerrero es una de esas colonias sobre las que todo el mundo te advierte al llegar México: ten cuidado. No es un lugar para extranjeros. Es peligroso. No vayas solo. No camines en la noche. Lleva un perfil bajo. No vayas. Todos esas advertencias rondaban mi cabeza cuando crucé el Paseo de la Reforma y pisé por primera vez esa colonia.

 Texto: José A. Pérez-Robleda / fotos: Erin LeeJosé A. Pérez-Robleda

La Guerrero surge durante el siglo XIX al poniente del primer cuadro de la ciudad monstruo sobre una buena parte del barrio precuauhtémico de Cuepopan, por lo que casi todo lo que queda de esta época nos lleva al periodo romántico de la Ciudad de México. Siendo así, era necesario comenzar visitando el Panteón de San Fernando. En la actualidad, el panteón funge como centro cultural y, entre otras actividades, organiza recorridos por la colonia. De hecho, ésa es la excusa que necesitábamos. 

Panteón de San Fernando

Este antiguo cementerio funcionó entre 1831 y 1971, y un paseo en él supone un repaso a la historia mexicana del siglo XIX. El panteón, en un principio exclusivo para monjes y benefactores del convento de San Fernando, se convierte de manera fortuita en mausoleo de personas ilustres hasta ganar, de manera oficial, el título de panteón en la primera mitad del siglo XIX. Hoy, es sólo un museo, pero aún pueden visitarse las tumbas de Vicente Guerrero, Ignacio Zaragoza y Melchor Ocampo, entre un largo etcétera de personales ilustres que serán gozo de los más ilustrados en la historia y que la memoria popular poco a poco va olvidando.

 José A. Pérez-Robleda

Para terminar la visita al panteón, un acto de justicia poética: Benito Juárez, quien mandó cerrar en 1971 los cementerios urbanos por motivos de salud pública, reabre el panteón en 1972 con su propio sepelio y es el último de los enterrados aquí. 

 

Visita a la colonia

Una vez terminada la visita a los fantasmas del pasado, tocaba enfrentarse a los fantasmas del presente: extramuros del panteón, el grupo congregado a la visita parecía más unido y alerta. Las advertencias parecían surtir efecto.

 

Estas advertencias no son exclusivas de la Guerrero, las he escuchado muchas veces de otras colonia como la Doctores o Tepito. Son mitos que la ciudad monstruo alimenta y que mantienen separadas a la gente de diferentes colonias. Me gustaría pensar que no van sólo en una dirección y fantaseo imaginando a las gentes de Tepito o de la Obrera diciendo: Ten cuidado cuando vayas a Interlomas. Allí la gente no se conoce. Todo el tiempo quieren venderte alguna tarjeta de crédito. No vayas a Polanco, casi no hay peseros. Una vez fui al pantalón y ni no encontré ni un puestito de fruta. En la Condesa no hay buenas pulquerías.  

 

Sean o no ciertas mis ensoñaciones, camino al ex convento de San Hipólito desaparecieron los primeros fantasmas. Frente a la casa de Antonieta y Antonio Rivas Mercado, un policía vino a ver que estábamos haciendo y su breve escolta nos llenó de valor. Junto al primer taller de artes gráficas de la Ciudad de México casi habíamos olvidado dónde estábamos y, para cuando llegamos a la iglesia de San Fernando Rey, la colonia había dejado de ser ese lugar lleno de mitos. Tanto que, una vez acabado el recorrido, el hambre fue más grande que el temor y nos llevó a explorar por nuestra cuenta la colonia.

Los Machetes de Amparito

La primera parada, ya sin la seguridad del grupo, fueron los machetes de Amparito. Este local es famoso por sus peculiares quesadillas aun más grandes que un machete. Amparito se jacta de haber creado el concepto original, que luego fue copiado por toda la colonia. El secreto: tortillas hechas a mano y variedad de guisados. Su único inconveniente es ser víctima de su fama: conseguir lugar dentro supone una espera de más de dos horas y, para los banqueteros con prisa, la espera no se reduce a menos de 20 minutos. Aun así, merece la pena.



Una curiosidad: como buen mito urbano, la ubicación de Los Machetes está llena imprecisión, si buscas su dirección en internet encuentras más de 5 locaciones distintas, la mayoría de copias, todas bajo el nombre de Los machetes Amparito; la original está en la calle Héroes entre Sol y Luna. Se los digo yo que esperé 20 minutos ahí.

 

El Tinacal De Lievana
Una vez satisfecha el hambre fue necesario atender la sed. Por suerte, otro de los tópicos de la Guerrero son las cantinas y pulquerías. Caímos en el Tinacal de Leievana y fuimos recibidos por los parroquianos como extraños a los que había que agasajar. La cantina fue abierta en 1949 y, en otro acto de justicia poética de la colonia, sobrevivió a Uruchurtu, tanto a su mandato como a la persona. Leticia, la actual regenta, lleva apenas 20 años a cargo. No sabe de esta historia, pero sí nos cuenta que, en su día, el traspaso del negocio costó 150 millones de pesos, de los antiguos, se entiede.

 

Una vez sentados en la mesa con un pulque de mango en la mano, los parroquianos nos cuentan cómo el tinacal de Lievana es una de las últimas supervivientes y cómo han ido desapareciendo otras pulquerías míticas: La unión de los amigos (Degollado y Guerrero), El gran combate (Degollado y Lerdo), La cascada de la rosa (en Héroes, entre Sol  y Camelia) y un sinfín de nombres que no parecen poner de acuerdo la nostalgia de nuestros acompañantes. Parece que el tiempo está logrando lo que Uruchurtu no logró .

 

Se hace tarde

Y como escuché en la guerrero: una vez que comí y bebí ya no me hallaba allí. Así que fue preciso dejar la Guerrero. Casi estaba de vuelta cuando me llamó mi amigo Luis. Me preguntó dónde estaba y cuando, emocionado, le conté de mi experiencia, lo único que le escuché decir fue: ¿vas solo? Ten mucho cuidado, ya casi está oscureciendo.

 

 

Para saber más:

Museo Panteón de San Fernando

Plaza de San Fernando núm. 17, colonia Guerrero,

Del. Cuauhtémoc, CP. 06300, Ciudad de México.

Tel: 5518 4736.

http://www.cultura.df.gob.mx/index.php/component/eventlist/venueevents/21-mpsf

 

https://www.facebook.com/museopanteondesanfernandosecretariadeculturagdf

https://twitter.com/panteonsanfer

 

Los machetes

Calle Herores 192 Col. Guerrero entre las calles Sol y Luna.

 

El tinacal de Lievana

Calle Sol esq. Lerdo Col. Guerrero.