Texto: Micalea Chirif | Ilustraciones: Issa Watanabe | FCE | 40 x 25 cm | 42 pp.
Solo quien ha tenido un mastodonte en casa sabe bien son enormes y feroces. Que siempre dicen ¡NO! cuando uno les pide cualquier cosa, como que hagan su cama, la tarea, que carguen la mochila o que se bañen; y que, si uno recurre a medidas extremas, como gritar ¡Más te vale, mastodonte!, la cosa puede ponerse mucho peor: el mastodonte puede saltar en la cama en lugar de tenderla, garabatear los cuadernos en lugar de hacer la tarea o mojar toda la casa en lugar de bañarse. Solo quien ha tenido un mastodonte en casa sabe bien que domesticarlos es ¡Dificilísimo!
En ¡Más te vale, mastodonte!, Micaela Chirif nos cuenta, en primera persona, lo complicado que es para un niño tener un mastodonte en casa. Sobre todo cuando, desde la primera página, el niño asume el papel de adulto que intenta domesticar (educar) al mastodonte. Quien por, su naturaleza mastodóntica, es enorme y feroz (torpe y desobediente). En el texto de Chirif, el niño queda a salvo: al trasladar su propio comportamiento reprobable al mastodonte quien se vuelve metáfora de su lado más travieso, culpable de sus constantes negativas y de sus desastres cuando al fin cede y hace las cosas de mala gana.
Conforme el relato avanza el niño acaba agotado y se rinde: ¡Educar un mastodonte es una tarea dificilísima! Entonces el mastodonte, cariñoso, arropa al niño. De este modo, el niño pude vivir en sí mismo los efectos de su comportamiento. Justo en este momento en que aparece el amor incondicional del niño hacia el mastodonte. Lo que equivale a mostrarnos el amor incondicional de adulto hacia el niño, a pesar de su actitud.
¡Más te vale, mastodonte! es un libro ¡Enorme! Comenzando por sus dimensiones, 40 x 26 cm y que obligan a leerlo en formato apaisado pasando las páginas hacia arriba. El texto, siempre aislado en la página superior, está escrito a lápiz con letra escolar lo que nos refuerza la sensación de diario infantil. Las ilustraciones, mezclan imágenes con texturas fotográficas de materiales como madera papel o cartón, gradados, con dibujos a Mano. La genialidad Issa Watanabees es no dejar que se pierdan, en este colage, la primera persona del niño, manteniendo en cada página la sensación de que asistimos a ilustraciones hechas por el propio protagonista de la historia. Lo que logra gracias a la intervenciones con lápiz, pastel y ceras.
Un libro perfecto para enseñar a los niños a domesticar mastodontes.